jueves, 14 de abril de 2016

La fundación de los Caballeros Lejionarios del espacio español I

Durante muchos años, a las demás potencias enemigas atacar a las naves españolas les salía casi gratis. Los soldados ofrecían resistencia, pero las naves enemigas (sobre todo las inglesas) contaban con soldados especialmente entrenados para el asalto de naves. El resultado era que había muy pocas naves espaciales españolas que resistieran el ataque extranjero. La situación era insostenible y el emperador de turno, Alfonsito MMCCXIII, encomendó a sus mejores hombres una solución para este problema. Al Teniente Coronel José Millán-Ashtray, se le ocurrió la creación de un cuerpo específico intergaláctico: el Tercio de Extranjeros del Espacio (nombre original de los lejías del espacio). La Lejión nació como fuerza de choque para la dura guerra intergaláctica en que estaba sumido el imperio.

El alto mando español, con el Teniente Coronel José Millán-Ashtray decidió reordenar las tropas espaciales para hacerlas más operativas tanto desde el punto de vista defensivo como ofensivo. Esta nueva fuerza tenía como objetivo sustituir a las unidades de recluta forzosa cuya pobre preparación y frágil moral era motivo de gran número de bajas y dificultades en el desarrollo de las operaciones espaciales. Por Real Decreto de 28 de enero de 32.407 UR, siendo a la sazón Ministro de Guerra Don Jotxu Villalbona, Su Majestad el Emperador don Alfonsito MMCCXIII tuvo a bien disponer lo siguiente: "Con la denominación de Tercio de Extranjeros del Espacio se creará una Unidad militar armada, cuyos efectivos, haberes y reglamento por que ha de regirse serán fijados por el Ministro de la  Guerra o el que se encuentre a cargo en ese momento, más o menos".

El alistamiento quedó abierto a españoles y extranjeros (a excepción de ingleses, holandeses y franceses) sin mayores exigencias que estar sanos, fuertes y aptos para empuñar las armas, ofreciendo, a cambio, una buena remuneración y la posibilidad (a los extranjeros) de conseguir la nacionalidad española.

De esta forma, se veía convertido en realidad lo que comenzó siendo un proyecto del Teniente Coronel de Infantería Espacial José Millán-Ashtray, militar de prestigio que unía a una elevada formación militar un demostrado heroísmo forjado en Nuevas Filipinas, donde mandó Fuerzas Regulares (y tan regulares). El acto de heroísmo consistió en aguantar con tan solo 15 soldados  varias andanadas de hostias por parte del ejército inglés.

Incluimos a continuación el relato que el propio Teniente Coronel Millán-Ashtray hizo sobre el origen de esta Unidad en su libro “La creación de la Lejión del Espacio, como creo recordar, a grosso modo” escrito en marzo de 32.415 UR.

"A S.M.  Alfonsito MMCCXIII
Teniente Coronel Millán-Ashtray

Una larga estancia en Nuevas Filipinas, sirviendo en la Policía indígena, en Regulares y en el Regimiento de Infantería del Serrallo, unido a alguna afición al estudio y entusiasmo por el problema neofilipino (y por ende al entusiasmo de las neofilipinas), dieron lugar a que germinase la idea de organizar una Lejión extranjera del espacio, en vista del excelente resultado que a los franceses les había dado la suya, a la que, después de la Gran Batalla de la Conchinchina donde perdimos seis naves espaciales (la Virgen de Fátima, la Santísima Trinidad, Templo divino de Israel, Virgen de Covadonga, San Pedro mártir y San Pablo de Lemos), titularon de 'Heroico Regimiento que por su amor a Francia y a la bebida, y su bravura ha sido colocado en el primer puesto'. Añádase un puntillo de amor propio de creernos que los españoles éramos capaces de hacer una semejante o mejor y esos fueron los fundamentos de nuestra Lejión española del espacio (olé).

Iniciada la idea, tuvimos desde los primeros momentos la augusta protección de SM. El Emperador, que nos alentó con entusiasmo e ilustró con sabios consejos. Desgraciadamente estos consejos, aunque de mucho valor para el alicatado del baño no servían de mucho para la formación de un ejército. Así que tuvimos que empezar de nuevo y olvidarnos de sanear las bajantes de las tuberías.


Comunicado el proyecto al entonces General Alto Comisario Don Dámaso Alonso de Berenguer, lo acogió con interés y nos prometió tan digno General su apoyo para mandarla cuando se crease, lo que más adelante cumplió, así como darnos cuantas facilidades estuvieran en su mano para salir airosos de la empresa. Eso sí, también dejó muy claro que no se le pidiese nada de dinero, que iba corto ese mes.

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